La obra de María Pilar Ramiro es muy posible que sea la síntesis del Todo que se manifiesta con pasión desmesurada. No se trata de un proceder figurativo, no. Se trata de una pintura que abre, explícitamente, la posiblidad de ser somatizada según la peculiar visión de cada cual. Sólo el duende de su alma puede saber las razones misteriosas que la motivan... Los suyos, son arranques de amor y odio, de arraigo y desarraigo, que se plasman en policromías intensas, surgidas de un automatismo surrealista que no da como resultado un surrealismo manido y al uso. No lo da porque también expresa una realidad contextual que no acepta, un mundo externo que le es hostil sin darle tregua. Parafraseando a Blas de Otero, sus pinceladas son como golpes de ansiedad y de agonía, de silencio rebelde, en las que se puede atisbar el amor y el desamor. Basta para ello mirarlas con el corazón y los ojos predispuestos.
Juan E. Sanchis Girbés (escritor)
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